Magua Tormo a sus noventa años vestía zapatos de tacón, se teñía el pelo de color negro en su peluquería habitual y se preocupaba porque le habían salido unas bolsitas debajo de sus ojos verdes de mirada siempre dulce que lucía en su rostro de belleza singular.
Es la mujer más hermosa y más divertida que he conocido, se dedicaba a regalar belleza con su acento canario del lugar dónde había nacido, y pasaba horas ideando bromas para hacer a sus seres queridos, y también, cuando se terciaba... a desconocidos para luego llevarlas a cabo, divirtiendo así a todos los involucrados. Era una mujer avanzada a su tiempo, se confeccionaba su propia ropa y la de sus cuatro hijas, y su marido a veces tenía que prohibirle salir a la calle con algún modelito que había copiado de alguna revista francesa o italiana, por ser demasiado descarada. ¿A dónde iba a parar, hombre!!! Llamaba la atención fuera por donde fuera y fué una abuela 10!