Hugh Matheson, presidente de la RTCL, tomó nota desde el primer momento de la necesidad de crear escuelas para los niños en los distintos barrios de Riotinto, debido al gran número de analfabetos entre la población minera. Empezó financiando escuelas el mismo, pero más tarde consiguió financiación por parte del Consejo para escuelas que fueron abriendo sucesivamente con el argumento de que los futuros trabajadores desempeñarían mejor su trabajo si sabían educación básica: leer y escribir, dando mejor comprensión a la hora de comprender las normas en el manejo de explosivos y de maquinaria.