El 16 de diciembre de 1900 la fragata alemana Gneissenau naufragó en la bahía de Málaga, pereciendo sesenta marineros y dos oficiales. Los habitantes de la ciudad acudieron rápidamente en ayuda de los náufragos, muriendo diez personas en el rescate, por ello la reina regente, María Cristina, otorgó a Málaga el título de “muy hospitalaria” que luce en su escudo.
Un momento dedicado a estos hombres de la Marina Imperial Germana les recuerda. Se trata de unos bloques de granito, agrupados informalmente que simbolizan las rocas de la escollera en la que quedaron encallados, presididos por una lauda de bronce y varias de mármol que recuerdan este hecho así como los nombres de los fallecidos.