En Ceuta cada una de las principales confesiones dispone de un espacio funerario propio.
Cementerio de Santa Catalina
El cementerio municipal de Santa Catalina data del año 1830, y sustituyó a los cementerios de las iglesias que se utilizaban hasta aquel momento. Inicialmente las tumbas eran comunes, aunque existían algunas que eran propiedad de Cofradías, de la Iglesia, o de alguna sociedad de socorro mutuo. El nicho nº 1 lo ocupó Agustina de Aragón, desde que murió en 1850 hasta que sus restos fueron trasladados a Zaragoza en 1870.
En este cementerio encontramos panteones militares, tanto colectivos como individuales, de la Legión, de Regulares, de Ingenieros, o el de la familia Cerni donde está enterrado Santiago González-Tablas. También se halla la tumba de notables escritores, médicos y destacados políticos de la sociedad ceutí, como por ejemplo Antonio López Sánchez Prado.
Historia del cementerio de Santa Catalina
Cementerio hebreo
Este cementerio privado, situado en las inmediaciones del de Santa Catalina, data de 1871.
Los rituales funerarios judíos están perfectamente regulados, siendo la Hevra Kadisha, comisión de la comunidad encargada de todos los asuntos funerarios, la que se ocupa de llevarlos a cabo. Los enterramientos judíos tienen la particularidad de que el cuerpo del fallecido no puede ser movido ni trasladado una vez sepultado, salvo que sea para trasladarlo a Israel.
Cementerio de Sidi Embarek
Es el cementerio musulmán en uso más antiguo de España, conociéndose su existencia ya en el siglo XVIIII. Su origen está vinculado al morabito del mismo nombre, en cuyas inmediaciones se enterraban los musulmanes devotos, siguiendo la tradición del norte de África.
Hasta bien entrado el siglo XX, las prácticas funerarias islámicas se realizaban de forma privada y familiar, y desde mediados de la década de los ochenta, el cementerio pasa a ser de gestión municipal, ampliándose a los bancales aledaños.
Crematorio hindú
Ceuta dispone del primer crematorio hindú de España, en el que el proceso ritual puede llevarse a cabo del modo tradicional.
Durante la mayor parte del siglo XX las cremaciones de los fallecidos hindúes tenían lugar en un espacio acotado de la playa inmediata a Punta Almina. En la década de los 90 se construye el primer crematorio hindú, que posteriormente cambia su ubicación al espacio actual. El 25 de septiembre del año 2006 se inauguró oficialmente, y fue bendecido, el nuevo crematorio, y ofrece la posibilidad de realizar incineraciones al aire libre, sobre una pira de madera.
Inauguración del crematorio hindú